La vida social es un aspecto fundamental del bienestar humano, ya que implica las interacciones y relaciones que mantenemos con otras personas. Estas interacciones pueden ocurrir en distintos contextos, como la familia, el trabajo, la escuela o en actividades recreativas. Tener una vida social activa puede mejorar la salud mental, reducir el estrés y proporcionar un sentido de pertenencia y apoyo emocional. Además, las relaciones sociales pueden ofrecer oportunidades para el crecimiento personal, el aprendizaje y el desarrollo de habilidades interpersonales. Sin embargo, es importante equilibrar la vida social con tiempo personal y la necesidad de recargar energías, para mantener un bienestar general.
































